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La microbiota intestinal y tu piel: un vínculo clave

 

Siempre lo recordamos: el cuidado de la piel va mucho más allá de nuestra rutina de skincare. Hoy sabemos que una piel luminosa, saludable y libre de inflamación depende en gran medida de tu salud interna, especialmente de la microbiota intestinal: un ecosistema de microorganismos que vive en tu intestino y que cumple funciones esenciales para el bienestar integral y cutáneo.

¿Qué relación hay entre la microbiota intestinal y la piel?

La piel y el intestino están conectados a través del eje intestino-piel, un sistema de comunicación bidireccional influido por:

  • El sistema inmune
  • Las hormonas
  • El sistema nervioso
  • La producción de compuestos antiinflamatorios y nutrientes

Cuando nuestra microbiota intestinal está en equilibrio (eubiosis), nos ayuda a:

  • Disminuir la inflamación sistémica
  • Fortalecer la barrera cutánea
  • Mejorar la absorción de vitaminas esenciales
  • Reducir condiciones como acné, rosácea, dermatitis y envejecimiento prematuro

En cambio, una microbiota desequilibrada (disbiosis) puede generar procesos inflamatorios que afectan directamente la piel.

¿De qupe forma los procesos inflamatorios intestinales afectan a la piel?

Cuando la microbiota intestinal está en desequilibrio, la barrera intestinal se debilita, lo que puede llevar a una condición conocida como “intestino permeable” (leaky gut). Esto permite que partículas como toxinas, bacterias o restos de alimentos mal digeridos pasen al torrente sanguíneo, activando una respuesta del sistema inmune.

Esta respuesta genera inflamación crónica de bajo grado, que afecta a todo el organismo y se refleja en la piel de diversas maneras:

  • Acné: el aumento de citoquinas inflamatorias y el desequilibrio hormonal inducido por el desequilibrio pueden empeorar brotes, sobre todo en el acné inflamatorio.
  • Rosácea: numerosos estudios vinculan la rosácea con alteraciones en la microbiota intestinal (como sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado o SIBO).
  • Eczema y dermatitis: la inflamación sistémica puede alterar la barrera cutánea, favoreciendo sequedad, sensibilidad e irritaciones recurrentes.
  • Envejecimiento prematuro: el estrés oxidativo y la inflamación aceleran la degradación del colágeno y la elastina, afectando firmeza y luminosidad de la piel.

¿Qué necesita tu piel desde adentro?

Tener una piel sana, fuerte y luminosa no depende únicamente de productos tópicos, sino también de lo que comes y absorbes. La piel necesita:

  • Vitaminas como A, C, E y biotina
  • Minerales como zinc, selenio y cobre
  • Aminoácidos que favorezcan la producción de colágeno
  • Grasas saludables para mantener su función de barrera
  • Antioxidantes que protejan contra el daño celular

Estos nutrientes provienen directamente de una alimentación rica, variada y equilibrada.

¿Cómo cuidar tu microbiota intestinal (y tu piel)?

  • Incluye alimentos fermentados: el kéfir, chucrut, kimchi, kombucha y yogurt natural aportan probióticos que favorecen una microbiota diversa.
  • Suma fibra prebiótica (que alimenta las bacterias beneficiosas): presente en alimentos como alcachofas, espárragos, manzanas, plátano, avena o legumbres. 
  • Evita ultraprocesados y edulcorantes artificiales: la sucralosa, por ejemplo, ha demostrado alterar negativamente la microbiota intestinal.
  • Cuida tus hábitos de vida: el sueño reparador, el manejo del estrés y el ejercicio también influyen en el equilibrio intestinal.

Cuidar tu microbiota intestinal es una de las formas más efectivas de cuidar tu piel. Ambas microbiotas —intestinal y cutánea — están interconectadas y se afectan mutuamente. Una alimentación rica en nutrientes reales, fermentados y fibras no solo apoya tu digestión, sino que se refleja en una piel más equilibrada, resistente y radiante.

El verdadero cuidado de la piel comienza desde adentro.

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